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sábado, 27 de noviembre de 2010

Prueba moto guzzi Stelvio 1200

Prueba Moto Guzzi Stelvio 1200 8v

Había varias razones que motivaban la prueba de esta moto.
Después de probar varias Ducati Multistrada en versiones 1000 y 1100, básicas y S y tras un leve escarceo con una GS adventure de BMW, decidí probar la más bella de las trail actuales, la Guzzi Stelvio. Hablo de trails aunque, para mí, la Multi no es una de ellas y la Stelvio casi tampoco.
Este verano compré un número de la revista Motoviva dónde la moto de Mandello no salía muy bien parada, más bien al contrario. En aquel momento me enfadé, las opiniones allí vertidas me parecieron crueles para una marca que intenta sacar cabeza y reflotar una filosofía de la moto con mucha historia. De casualidad cayó en mis manos un ejemplar de Solo Moto dónde la Stelvio tampoco salía triunfadora precisamente. La misma reacción. Por último, existe parece ser un número de Motociclismo con la comparativa GS vs Stelvio con las mismas conclusiones, aunque éste no lo he leído, sólo me lo han contado amigos con GS.
Todo esto unido a una atracción que no voy a negar hacia los motores Guzzi me llevó a probar una tarde este nuevo modelo de la marca italiana. Quería comprobar por mí mismo si todas las críticas estaban fundadas o se debían al tópico de “quien paga manda en las revistas” tan manido últimamente como en teoría infundado.
Por último, tenía especial interés por probar un modelo que desde que salió me llamó la atención como moto para todo, como firme candidata para ocupar un sitio en mi desmocueva, un arma definitiva para culminar una serie de proyectos de viajes que tengo en mente y que iré completando en los próximos años.
Al grano, tenía por delante una prueba combinando autovía, carretera y finalmente un puerto de montaña ratonero. Ante mí una unidad de color blanco –preciosa por cierto- a la que decidimos desmontarle las maletas laterales y el top case, por aquello de la reputación de uno. La moto tenía 3.000 kms y por tanto el rodaje más que completado.
Moto Guzzi declara en su catálogo un peso bastante contenido 214 kgs. En cuanto te subes por primera vez a ella te das cuenta que la moto pesa bastante más, del orden de los 260 kgs en orden de marcha según el concesionario que me dejó la moto. El depósito de gasolina tiene unos 18 litros que unidos a los litros del carter y demás hace que las cuentas no terminen saliendo. En cualquier caso, en este segmento el peso no es determinante máxime cuando su competidora directa la GS tampoco es precisamente una sílfide.
La moto dispone de asiento regulable en altura así como la cúpula del carenado. Comencé la prueba con la misma en posición baja. El asiento requiere más tiempo para su regulación. Mido 1,80 y por el primer tramo de autovía el viento me azotaba demasiado el casco si no me agachaba buscando el refugio del plástico. La posición de conducción es cómoda si bien el peso del conjunto y la altura hacen de la Stelvio una moto para pilotos de mediana estatura hacia arriba. Las estriberas y el manillar están en su sitio y el asiento se antoja cómodo a priori.
La moto vibra –como es propio de un gran bicilíndrico- y las vibraciones se transmiten a los pies, asiento y manos lo que hace la conducción un poco incómoda, nada que no se pueda soportar para alguien habituado a los twins. El asiento es aparentemente un sofá pero con el paso de poco más de 100kms me empezaron a doler mis posaderas, asunto este que me sorprendió.
El cuadro de instrumentos es de fácil lectura y muy bonito, con muchísima información facilitada por un ordenador de a bordo muy completo –incluye hasta cronómetro- que se controla desde el botón situado en la parte izquierda del amplísimo manillar, que ofrece una palanca sensacional para guiar la Stelvio. La moto dispone igualmente de una práctica y útil guantera en un lateral del carenado.
La sensación de movimiento lateral propio de estos motores que se hace sentir al ralentí y al acelerar en vacío, desaparece en cuanto subimos ambos pies a las estriberas e iniciamos la marcha. Es marca de la casa y a mí personalmente me encanta.
Los acabados en general son buenos pero con algunos detalles mejorables (encaje de algunas piezas plásticas en la zona del depósito, óxido en algunos tornillos por falta de tratamiento o pintura, etc…), en cualquier caso el aspecto global de la moto es fantástico, la máquina llama la atención allá por donde pasa y emite un sonidazo por su escape digno de una gran estrella. Para mí gusto mucho más bonita que la teutona reina de la categoría GS.
La moto es rápida en los cambios de dirección, precisa y me atrevería a decir que más deportiva que la best seller alemana. El agarre es muy bueno merced a los Pirelli scorpion sync en medidas de 110/80/19 y 180/55/17, diseñados en origen para las Ducati Multistrada y de compuesto más bien blando, son ideales para este tipo de moto por su comportamiento pero se escalonan con mucha facilidad con el paso de los kilómetros, sobre todo el delantero. La suspensión delantera me pareció demasiado dura, apenas se hunde en las frenadas lo que ayuda poco a sentir la rueda delantera, sobre todo comparada con el amortiguador trasero tarado muy blando. En la primera parada le endurecí la precarga con el pomo previsto ad hoc y mejoró ostensiblemente, la horquilla no la toqué por no llevar herramienta encima pero supongo que mejorará ablandándola un poco.
Vamos con la principal crítica de los periodistas especializados, la respuesta del motor 8V. Inicialmente montado en su modelo Griso 8V este es el nuevo motor de la marca con 105 caballos. La verdad es que por debajo de 5500 rpm no hay nada de nada, desde luego mucho menos de lo que se espera de un motorazo de carrera larga así. Teniendo en cuenta que sube hasta 8.500 rpm, la banda de uso se reduce bastante forzando a su piloto a llevarla a un ritmo de velocidad bastante elevada y perjudicando las recuperaciones en marchas largas sobre todo en 5ª y 6ª. Sinceramente creo que Guzzi debería mejorar la gestión de la inyección para favorecer los bajos y las recuperaciones o simplemente montar el motor de 4V de sus hermanas de catálogo. Quizás el problema sea compararla constantemente con la lineal e insulsa pero contundente en bajos y medios GS, quizás el carácter de esta italiana es ese, ir cerca del corte sin inmutarse.
La segunda gran crítica de los periodistas se centraba en los frenos. El equipo a simple vista es impresionante y típicamente italiano: pinzas radiales de cuatro pistones Brembo con discos de 320mm con una bomba convencional Brembo en el manillar. Es cierto que la frenada no es mala pero es mejorable, igual que ocurre con la Multistrada –el equipo es similar- se agradecerían otras pastillas y regular la horquilla más blanda pues al no hundirse no da mucha seguridad al frenar fuerte.
El cambio es preciso y funciona muy bien. Las reacciones del cardan son un poco bruscas pero dentro de lo esperado y quizás acrecentadas por el ritmo a que obliga el motor si no quieres salir sin chicha de una curva muy lenta con una marcha lenta.
Por último, comencé la prueba con el marcador de combustible al completo, después de apenas 120 kms, el indicador ya mostraba sólo la mitad del combustible por lo que intuyo un consumo elevado que no pude comprobar rellenando pero en línea con la prueba que hice y el carácter puntiagudo del motor. La autonomía quizás debería ser mayor para una moto enmarcada en este segmento.
A la vuelta puse la cúpula en su posición más alta y mejoró mucho el confort. La moto corre una barbaridad cuando la llevas en su banda de utilización óptima y en un suspiro se planta a 200 kms/h manteniéndose muy estable en todo momento a pesar del efecto antiaerodinámico que pueda suponer un tío de 1.80 y 90 kilos encima con una chaqueta de cordura.
No pude probarla con pasajero pero la moto promete en este sentido.
Para concluir diría que como casi todas las motos procedentes de Italia, se debe comprar con el corazón, con la pasión propia de los productos bellos e impactantes como son estas nuevas Guzzi o las Ducati y más primas transalpinas. La moto es preciosa, sobre todo la parte trasera con el monobrazo y las llantas pintadas en negro y el pedazo de donut trasero de 180.
Considero que las críticas le llegan injustamente siempre por comparación. Esta moto tiene su propio carácter deportivo marcado por su motor de altos vuelos. Simplemente y para no equivocarse hay que tener claro lo que una compra.
Espero que este intento de reportaje os guste, desde luego esto es lo que yo he pretendido siendo lo más objetivo posible y sin intereses de ningún tipo alrededor. Gracias por leerlo.

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